jueves, 23 de abril de 2009


Propuesta de Ley de bosques en Venezuela:


¿A FAVOR O EN CONTRA DE LOS RECURSOS FORESTALES DEL PAÍS?

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Según datos de la de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Venezuela está en el décimo lugar entre los países con mayor deforestación a nivel mundial, para buscar soluciones se propone el proyecto de Ley de Bosques en Venezuela, pero éste presenta serias deficiencias en su contenido


Por Diana Alpala


El proyecto de Ley de Bosques tiene como finalidad defender los ecosistemas forestales propios de Venezuela y protegerlos de la deforestación, pero no presenta un análisis profundo sobre los índices de deforestación anuales, lo cual es indispensable para encontrar la orientación justa de la Ley, esto trae como consecuencia que la propuesta de Ley sea difusa y hasta se puede pensar que no está orientada a mejorar los recursos forestales sino al contrario a justificar las invasiones a las reservas forestales.
Según el artículo de José Rafael Lozada del Instituto de investigaciones para el Desarrollo Forestal de la Universidad de Los Andes, publicado en Revista Forestal Venezolana en el año 2007, el principal problema ambiental de Venezuela son las deforestaciones ocupando el décimo lugar en el mundo en este aspecto, acompañado por El Congo, Tanzania y Nigeria.
La deforestación que es la desaparición de bosques propiciada por los seres humanos por medio de la tala y quema de arboles, se hace principalmente para obtener la materia prima de la industria maderera, y en Venezuela aparece justificada en las leyes ambientales para la obtención de suelos aptos para la producción de alimentos por medio de la agricultura y la ganadería. Lo que según el artículo de Lozada, no es del todo cierto porque los indicadores de producción de alimentos son negativos, haciendo contraste con el alto índice de masas forestales desaparecidas.
En el país la mayor parte de los bosques de los Llanos Occidentales que existían en 1988 desaparecieron para el año 1996. Según Osorio (2001), hasta las plantaciones que aportaban materia prima a las carpinterías fueron destruidas y transformadas en terrenos ganaderos, no se respetaron áreas de investigación que se habían usado por mucho tiempo. Los terrenos que se consideraban como “ociosos” también fueron deforestados y usados con fines agrícolas.
Esto nos lleva a pensar que cuando ya no haya más espacio plano para deforestar, se tomarán las montañas y hasta los Parques Nacionales para ser cultivados sin importar el impacto ambiental que esto causa y sin respetar la biodiversidad que está presente en estos espacios. Con relación a los efectos causados por la deforestación en la fauna y la flora Ochoa (1997) realizo una investigación en la Reserva Forestal de Imataca y señaló que hay un alto porcentaje de extinción de animales en este territorio deforestado, principalmente de aves.
Se han presentado varias alternativas para solucionar el problema de la extinción tanto de animales como de diversidad de plantas, una de ellas es la creación de reservas biológicas.
La Ley de Bosques pretende preservar los recursos naturales de Venezuela mediante una nueva reglamentación que aunque mejora algunos aspectos de la antigua Ley Forestal de Aguas y Suelos, es deficiente debido a que para su planteamiento no se estudiaron a fondo muchos de los aspectos que pretende cambiar la Ley, como lo referente al manejo de territorios forestales, estos cambios propuestos no presentan explicaciones técnicas sino que fueron evaluados por algunos expertos en materia forestal.
El manejo forestal contemplado en la Ley Forestal de Aguas y Suelos que consiste en conservar la diversidad biológica y los recursos como el agua, los suelos y los paisajes, plantea también que la deforestación se debe basar en el aprovechamiento selectivo, es decir, que la deforestación se concentre únicamente en especies aptas para el comercio y aceptadas en el mercado, esto significa que las especies que permanecerán vivas son las exóticas como los pinos y los eucaliptos pero estas traen efectos negativos para los suelos y el agua y por tanto las consecuencias no son las que los espacios naturales en Venezuela necesitan actualmente.
Por estas razones la Ley de Bosques pretende acabar con el manejo forestal contemplado en la ley anterior, sin tomar en cuenta los efectos positivos del manejo forestal como la reducción de la erosión, mayor humedad en los terrenos, mejor estructura de los suelos y la supervivencia de especies y sin hacer ningún tipo de consulta pública.
La desaparición del manejo forestal puede llevar a la desaparición de miles de hectáreas más de bosques pues la nueva ley no presenta propuestas de cómo proteger los bosques ya que no se hicieron estudios exhaustivos de los terrenos boscosos desaparecidos ni de los niveles que alcanza la deforestación en el país.


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NOTA COMPLEMENTARIA
José Rafael Lozada es Ing. Forestal (1985, ULA) y Msc. en Manejo de Bosques (1998, ULA). Fue funcionario del Ministerio del Ambiente, Gerente de Producción Forestal en una concesionaria maderera de la Guayana Venezolana y consultor privado en empresas mineras y carboneras de esa región. Desde 1994 trabaja en la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales (ULA) en las cátedras de Ecología y Evaluación de Impacto Ambiental. Su principal área de investigación es la sucesión vegetal en ecosistemas que han sufrido diferentes intervenciones. Actualmente es Profesor Agregado y realiza un Doctorado en Biología Vegetal, en la Universidad de Valencia, España.

La integración no pasó la prueba


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La integración latinoamericana debe cambiar el modelo utilizado hasta ahora, pues para lograr un desarrollo integral, tiene que aumentar no solo el crecimiento económico, sino el nivel de vida

Por Elieska Pérez


La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) propuso una serie de modelos para el desarrollo y la integración de América Latina, por medio de los cuales se intentó fomentar un desarrollo integral, que a pesar de incluir entre sus objetivos trascender de lo económico e incluir lo social, político y cultural, se enfocaron en el crecimiento de la economía, lo que dificulta un desarrollo integral, centrado en el desarrollo humano.
El desarrollo ha sido concebido como sinónimo de crecimiento económico, por el contrario, Mario Bunge dice “el desarrollo es un proceso complejo que comprende elementos biológicos, económicos, políticos y culturales”, de esta forma no se puede enfocar el desarrollo solo en el ámbito económico.
José Briceño Ruiz y Raquel Álvarez de Flores, por medio de una revisión teórica de desarrollo, en particular las propuestas de la CEPAL, una crítica de los esquemas integradores desarrollados en América Latina, durante el período 1945-1980, los cuales se concentraron en el intercambio comercial y el análisis del estado actual de la relación integración, desarrollo y equidad, determinaron que se le da más importancia al sector económico y no al desarrollo integral de la región.
El modelo de crecimiento hacia adentro propuesto por la CEPAL, mostraba la integración económica de Latinoamérica, como estrategia de transformación productiva, aumentando la eficiencia productiva y el acceso al avance técnico, por medio de la industrialización.
En tal sentido, Oswaldo Rosales, dijo que la industrialización es el único camino para que los países de América puedan aprovechar las ventajas del progreso.
Por otra parte, el modelo de desarrollo hacia fuera, apostaba a la apertura comercial y la inserción de Latinoamérica en los mercados mundiales, como elementos fundamentales en las estrategias económicas, además del apoyo indudable al libre comercio y la desregulación económica.
Uno de los problemas del modelo mencionado, es que no se preocupa por la disminución de la pobreza y la desigualdad, por lo que no contribuiría a un desarrollo integral de la región.
El desarrollo endógeno, como base para la inclusión y participación de los actores sociales, fue propuesto en el modelo de desarrollo desde dentro, vinculado con el modelo propuesto por la CEPAL, sobre una transformación productiva con equidad, que le dé a al región las herramientas para aumentar su competitividad y mejorar su inserción en los mercados globales.
Todos estos modelos, mostraron un esquema innovador de integración, pero al mismo tiempo no pasaron la prueba, pues seguía predominando en ellos el enfoque comercialista.
Según Briceño Ruiz y Álvarez de Flores, si se continua con estos modelos de integración no se garantiza un desarrollo armónico e integral de la región, sino se ayuda a perpetuar estructuras económicas y sociales.
Del mismo modo, dicen que la integración debe contribuir a reducir la pobreza y el incremento de la equidad, que aunque no los pueden eliminar, deben aportar a la disminución de ellas.



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NOTA COMPLEMENTARIA:
Nueva etapa de la integración latinoamericana: la nueva etapa de la integración de América Latina, inicia a fines de 1980, descrita como regionalismo abierto, en la cual se ha insistido en dar más énfasis a lo económico, lo que condujo a que el estado se desentendiera de sus compromisos en la políticas de promoción del desarrollo y la intervención pública. Desde entonces la integración se convirtió en un mecanismo dirigido a lograr la inserción internacional de la región, bajo las premisas de la teoría clásica del comercio internacional.