lunes, 12 de octubre de 2009

Reconstrucción de una historia

Por Diana Alpala


Todos tenían una cita, sin importar la lluvia que caía en la capital tachirense, ese jueves ocho de octubre, los alumnos de periodismo científico de la Universidad de Los Andes llegaron a las instalaciones de lo que alguna vez fuera la Hacienda Paramillo, y hoy se ha convertido en patrimonio de todos los venezolanos, el Museo del Táchira, todos con sus con sus abrigos para opacar el frio de esa mañana y con grandes expectativas, iniciaron el recorrido por el interior de la casona.
Al entrar a la primera sala, la guía Nitkzia Alicastro, explica que es la primera de cuatro salas de Orientación General sobre la evolución del hombre, una gran puerta de madera, que refleja la antigüedad de la casa, es la entrada a un lugar sereno, donde las replicas de la capacidad craneal del hombre en sus diferentes etapas de evolución se pueden observar en una de las tantas vitrinas transparentes.

Sala de Orientación General


Restos de huesos y de piedras, replicas de cuevas en donde vivieron nuestros antepasados, cerámicas usadas para facilitar su supervivencia, collares elaborados con restos óseos de animales, encontrados en el Táchira y cerámicas traídas de otros países como Colombia y México, contemplan los alumnos en ese sitio.
Con sus cámaras fotográficas y de video en mano, con sus grabadores de voz activos para no perderse ninguna palabra del relato que cordialmente cuenta la persona que los guía en el recorrido, el grupo de alumnos va de una sala a otra observando en cada una las herramientas que usaron las tribus que hace muchos años habitaron el estado Táchira y de las cuales provienen los nombres de la mayoría de sus municipios.
Artefactos cortantes o cuchillos que utilizaban para cazar alimentos y satisfacer sus necesidades, envases hechos en barro y decorados con pinturas naturales como el onoto, el carbón o piedras de colores, se encuentran presentes en otra de las salas del museo, evocan en los visitantes, imágenes de las condiciones de vida de los indígenas, y hacen pensar con conciencia la importancia de la evolución a través del tiempo y valorar la calidad de vida que se tiene hoy en día.
Mapas del estado Táchira y de varios de sus municipios, adornan las paredes de otra de las salas del museo, con la finalidad de mostrar los lugares en donde se han encontrado yacimientos arqueológicos y cuáles han sido excavados por el Departamento Arqueológico del Museo del Táchira. Excavaciones que han traído como resultado el hallazgo de restos de fósiles, vasijas o urnas funerarias y material cerámico usado por las tribus indígenas que habitaban la geografía tachirense y de las cuales se derivó el nombre de algunos de los municipios del estado.
Mientras la mayoría avanza a otro salón del museo, algunos de los estudiantes se quedan fotografiando el objeto que más llamó su atención, observándolo lentamente y tratando de comprender la utilidad que se le dio hace tanto tiempo.
Ya satisfecha la curiosidad, todos se reúnen en otro de los espacios, en esta oportunidad para observar los petroglifos, es decir las figuras sobre piedra realizadas por los indígenas y encontradas en lugares como Michelena, Colón, El Cobre, La Grita y Andrés Bello; en donde reflejaban aspectos de su vida diría y resaltaban la fertilidad y reproducción, y la armonía entre la naturaleza, los animales y el hombre.
Observando en cada sala, se puede notar cómo los indígenas modificaban sus costumbres y mejoraban su calidad de vida. En una de ellas la guía explica que tras la llegada de los españoles, los indígenas cambiaron las formas de sus artesanías tratando de imitar las que ellos traían, con tal fin cambiaron sus moldes y agregaron nuevas partes.
En los pasillos de la que en algún momento fue una de las haciendas más importantes del Táchira, hoy se encuentra un filtro de agua realizado y utilizado por los indígenas para purificar el agua y un granero o deposito de granos hecho con un trozo de tronco, los cuales demuestran las mejoras de calidad de vida que buscaban las personas.
Cuando terminan de recorrer un largo pasillo, los alumnos entran en la primera Sala de Historia, en la cual la guía habla acerca de la fundación de San Cristóbal, cuenta, que por haber innumerables sembradíos de auyamas a la entrada de la ciudad, ésta fue llamada el Valle de las Auyamas, luego paso a llamarse La villa de San Cristóbal y finalmente San Cristóbal.
Se pueden observar objetos de la época colonial como el primer sistema de tuberías de Colón, cerámicas españolas, estribos de montar a caballo, los cachos de colocar la pólvora, armas, espadas, espuelas, fotos de la ropa, los peinados y accesorios de damas y caballeros de la época. En una de las vitrinas y con sus páginas amarillentas un libro sobre la historia de España llama la atención de los visitantes de este salón.
En otra de las salas se exponen una serie de fotos donde se aprecia el desarrollo urbano y rural de San Cristóbal y otros municipios. Otros vitrales dejan ver moños, abanicos, carteras y accesorios que se usaban en aquella época. Planchas, lámparas, una maquina de cocer, modelos de candados, envases de perfumes, relojes, pupitres, y la vestimenta de un guardia y una dama forman parte de la exposición.
Al terminar el recorrido por los salones donde se muestra parte de la historia del Táchira, todos pasan a la Sala de Cultura donde se pueden apreciar cerámicas, cestería, juegos tradicionales y artesanías que cuentan un poco las tradiciones y la cultura del estado andino.
El grupo de estudiantes sale finalmente de la vieja casona y caminan hacia una nueva edificación donde se encuentra la Sala de ciencias naturales, en la que el guía Zoelic Gutierrez les explica sobre el origen y evolución del universo. Se encuentran allí fósiles, que son las huellas de algún animal o vegetal plasmadas en piedras, así como también los tipos de rocas y minerales, de las cuales se destaca un cuarzo virgen por su belleza y perfección.
En otra de las salas el grupo de alumnos observan curiosos, los animales disecados: un oso frontino, un oso hormiguero, una lapa, un cunaguaro, sapos y hasta una boa constrictor, son las especies que se exponen
Finalmente pasan a la última sala, la sala de exposición temporal, donde en esta oportunidad se muestran objetos de etnias indígenas, a los que los visitantes pueden observar y fotografiar libremente, terminando de esa manera un largo recorrido por el museo que reconstruye en cada persona su propia historia.

Sala de Exposión Temporal

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